Anecdotario (4)
Fue un sueño diferente. Ella no había soñado con él desde hace mucho tiempo. De hecho, el sueño era similar al último.
Toda su familia y la de él estaban alrededor de ella, demasiado cerca. Oh, y vaya que estaba nerviosa. Presentía lo que iba a suceder, lo sabía. Ella era una chica incapaz de decir no cuando alguien pedía su ayuda o exigía algo de ella. Sabía que tenía que dedicarse a negarle lo que estaba segura que pediría. Él se abrió paso entre ellos y se acercó a ella.
Su rostro lucía diferente, tenía una expresión más amable y parecía estar tan nervioso como ella. Eso la desestabilizó por un momento. En su sueño, él era como ella siempre había querido que fuera, como una vez fue y no quiso serlo de nuevo, como nunca sería con ella.
Entonces, él se lo pidió. Y ella miró a sus padres. Sabía que su padre la mataría si decía que sí porque él nunca le agradó, sin embargo su padre no parecía enojado o perturbado por la idea. Eso la desestabilizó aún más. Pero no supo lo que dijo, un ruido la había despertado.
La lluvia le ayudó a conciliar el sueño de nuevo. Y desafortunadamente aquello continuó. Al parecer le había dicho que sí y no sabía cómo tratarlo. Hacía años que había decidido olvidarlo y lo había logrado, pero en ese sueño, estar con él le parecía absurdo y fuera de lugar (como todo lo que ocurre en los sueños). Se preguntaba qué haría si lo volvía a ver, ¿tendrían que agarrarse de las manos? ¿besarse? Sintió un escalofrío. ¿Por qué le había aceptado?
Cuando el momento llegó, todo fue un caos. Ella había evitado tomar su mano por accidente, ella en verdad no la había visto, y finalmente, cuando iban juntos, él tenía una expresión triste en su rostro. Se sintió mal, más cuando él seguía siendo amable con ella sin quitar esa expresión . ¿Por qué era así con ella? Sólo una persona había recibido tanto amor de él y ésa no era ella. Empezó a sentir que realmente aquello era un sueño. Pasaron junto a una ventana y vio su reflejo. Efectivamente, no era ella.
Después de la impresión que le causó verse con el rostro de alguien más, sobretodo de alguien tan desagradable, volvió a dormir. El destino parecía reírse de ella, pues soñó que estaba en una cena con él. Hasta ella pudo sonreír al verse en aquel escenario.
Él estaba sentado frente a ella. Cuando la vio sonreír, se movió de asiento y puso junto a ella. Le pasó un brazo por los hombros y quiso besarla. Ella sintió que se encogía en el asiento, deseaba hacerse pequeña en ese instante para evitarlo a toda costa. Pero en ese momento, llegó el mesero y preguntó si deseaban ordenar algo. Oh, bello mundo de ensueño. Cuando el ordenó el vino, supo que ambos habían vuelto a la normalidad y eran iguales a como se habían conocido: ella ya no era la chica tonta e insegura que no podía negar cualquier petición y él seguía siendo el chico frío e inmaduro que alguna vez le rompieron el corazón. Y así, pudo despertar de la pesadilla.
Toda su familia y la de él estaban alrededor de ella, demasiado cerca. Oh, y vaya que estaba nerviosa. Presentía lo que iba a suceder, lo sabía. Ella era una chica incapaz de decir no cuando alguien pedía su ayuda o exigía algo de ella. Sabía que tenía que dedicarse a negarle lo que estaba segura que pediría. Él se abrió paso entre ellos y se acercó a ella.
Su rostro lucía diferente, tenía una expresión más amable y parecía estar tan nervioso como ella. Eso la desestabilizó por un momento. En su sueño, él era como ella siempre había querido que fuera, como una vez fue y no quiso serlo de nuevo, como nunca sería con ella.
Entonces, él se lo pidió. Y ella miró a sus padres. Sabía que su padre la mataría si decía que sí porque él nunca le agradó, sin embargo su padre no parecía enojado o perturbado por la idea. Eso la desestabilizó aún más. Pero no supo lo que dijo, un ruido la había despertado.
La lluvia le ayudó a conciliar el sueño de nuevo. Y desafortunadamente aquello continuó. Al parecer le había dicho que sí y no sabía cómo tratarlo. Hacía años que había decidido olvidarlo y lo había logrado, pero en ese sueño, estar con él le parecía absurdo y fuera de lugar (como todo lo que ocurre en los sueños). Se preguntaba qué haría si lo volvía a ver, ¿tendrían que agarrarse de las manos? ¿besarse? Sintió un escalofrío. ¿Por qué le había aceptado?
Cuando el momento llegó, todo fue un caos. Ella había evitado tomar su mano por accidente, ella en verdad no la había visto, y finalmente, cuando iban juntos, él tenía una expresión triste en su rostro. Se sintió mal, más cuando él seguía siendo amable con ella sin quitar esa expresión . ¿Por qué era así con ella? Sólo una persona había recibido tanto amor de él y ésa no era ella. Empezó a sentir que realmente aquello era un sueño. Pasaron junto a una ventana y vio su reflejo. Efectivamente, no era ella.
Después de la impresión que le causó verse con el rostro de alguien más, sobretodo de alguien tan desagradable, volvió a dormir. El destino parecía reírse de ella, pues soñó que estaba en una cena con él. Hasta ella pudo sonreír al verse en aquel escenario.
Él estaba sentado frente a ella. Cuando la vio sonreír, se movió de asiento y puso junto a ella. Le pasó un brazo por los hombros y quiso besarla. Ella sintió que se encogía en el asiento, deseaba hacerse pequeña en ese instante para evitarlo a toda costa. Pero en ese momento, llegó el mesero y preguntó si deseaban ordenar algo. Oh, bello mundo de ensueño. Cuando el ordenó el vino, supo que ambos habían vuelto a la normalidad y eran iguales a como se habían conocido: ella ya no era la chica tonta e insegura que no podía negar cualquier petición y él seguía siendo el chico frío e inmaduro que alguna vez le rompieron el corazón. Y así, pudo despertar de la pesadilla.
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