Anecdotario (5)

Sé que lo conocí en agosto porque es el mes en que regresamos a clases. De eso ya bastantes años y sí, sé exactamente la cantidad pero no la diré. Fuimos amigos durante un buen tiempo, hablábamos casi todos los días y era divertido... hasta que empecé a sentir algo por él. No quiero profundizar en aquel sentimiento, porque no sabría como clasificarlo, sólo sé que era bastante importante como para inspirarme para escribirle un personaje.
Sí, lo arruiné cuando siendo una adolescente, se me ocurrió sentir algo más que una amistad (¡vaya cliché!) Sin embargo, traté de ocultarlo el suficiente tiempo para armarme de valor y decir: ¡mírame, también estoy aquí! 
Cuando hablábamos por chat, podíamos ser una versión más cercana a nosotros mismos: yo le pedía consejos en mi escritura y él me contaba sobre su vida amorosa. Ajá, eso hacía. Nunca me comporté como una perra celosa cuando me decía lo que sentía por una chica, porque caí en la cuenta de que sólo iba a echar a perder nuestra relación y actuaba como una amiga cualquiera... me sigo preguntando si fue una buena decisión.
Pasó el tiempo, ya que es inevitable, y nuestros caminos tomaron sus propios rumbos. Él lo supo después (por mi boca, sí, lo sé, fue estúpido) pero pienso que él ya lo sospechaba y nunca dejó que eso se interpusiera en nuestra amistad.
Ambos crecimos y ambos nos olvidamos uno del otro... al menos por un tiempo. Ambos cambiamos y maduramos de distintas maneras. Sin embargo (bendito sin embargo), yo seguía recordando cosas sobre él: su cumpleaños, su banda favorita, su respuesta ante ciertas situaciones... Nos convertimos en viejos amigos pero lo suficientemente cercanos mientras viviéramos en el mismo estado, o al menos eso pensaba yo.
Entonces sucedió lo inevitable: regresó al origen. Sabía que iba a pasar eventualmente; no recuerdo una conversación en concreto, pero sé que él quería regresar. El estambre se fue estirando y no sé si se haya roto a la fecha, cuando lo último que supe de él fue su corazón roto.

Acabo de descubrir una palabra de esas que son intraducibles: Saudade (del portugués que podría traducirse como "amor que permanece"). La leí y algo se movió en mi interior. ¿Es producto de mi imaginación, de una necesidad que he buscado satisfacer desde que lo conocí? 

Siempre fuimos muy parecidos. La manera en la que reaccionó ante una situación que hasta ahora desconozco fue la misma que yo tuve cuando estuve en el punto más oscuro de mi vida. Desaparecer cada recuerdo y cada enlace, somos igual de rencorosos, ¿de qué otra manera habríamos reaccionado? 
Ahora sueño mirando la ventana del coche, pienso que algún día volveremos a vernos y quiero creer en la maldita ley de la atracción (ja, claro). Imagino el día en que dejes de mirar arriba y voltees a tu alrededor, donde siempre estuve pero nunca me miraste. 

¿Saudade? No lo sé, no me gusta clasificar cosas. Lo que siento ahora no puedo decirlo en una sola palabra, hay situaciones en las que el lenguaje no es suficiente para expresar lo que se piensa o se siente. No sé si es amor o nostalgia, pero me queda claro que "algo" permanece y parece no querer desaparecer a pesar de la distancia... y no hablo de la distancia física, hablo de otro tipo, aquella en la que yo todavía lo pienso, mientras sé que él ya me ha borrado de su recuerdo. 

Comentarios