Fantasías de una alma vieja (3)
- Lo que sentimos es deseo, aunque insistas en que no es sólo eso. Nuestras metas y deseos son diferentes. Yo no quiero casarme ni tener hijos, ¿y qué es lo que quieres tú? Una gran familia y una gran esposa. Tú quieres a alguien que te espere en casa y cuando llegues del trabajo, tener tu casa ordenada y la comida preparada en la mesa. Sabes que no soy así, que no puedo estar atada a un hogar. Tengo que seguir superándome profesionalmente y no quiero desperdiciar de esa manera mi vida -se puso la blusa mientras seguía hablando.- Esto no es amor. Porque no podría sacrificar lo que tengo por tener una vida hogareña contigo y tú tampoco dejarías lo que quieres por mi. Y si lo hiciéramos, llegaría un momento, lo sabes muy bien, en que nos sentiríamos egoísta al pedirle al otro que sacrificara todo. Créeme, no queremos una vida llena de amarguras y arrepentimientos -se levantó de la cama, se acercó a él y lo obligó a mirarla.- Si esto fuera amor, no duraría en decirte que quiero una v...