Anecdotario (9)
Me gusta andar sola.
En términos generales, soy independiente. Si quiero ver una película, asistir a una obra de teatro o conocer una nueva librería, no tengo que presionar a nadie para que me acompañe. Y está bien. No dudo que alguno de mis amigos estarían dispuesto a acompañarme pero me gusta hacer las cosas a mi ritmo y admirarlas a mi manera. Es cierto que a veces es un poco desconsolador no tener a quien compartirle tus percepciones o opiniones en ese momento, pero a la mayoría de ellos no les gustan las mismas cosas que a mí. Y eso no va a impedir que me divierta.
A él también le gustaba andar solo. Éramos dos almas vagabundas que se sentían cómodas en silencio. Pero él había tenido parejas y yo no. ¿Por qué?
Tal vez el físico sí influye más de lo que siempre quise creer. En ese aspecto éramos los polos más opuestos, que incluso había personas que pensaban que cómo era posible que él fuera mi amigo.
No le gustaba las demostraciones amorosas-físicas en público. Prefería quedarse en casa que salir un viernes por la noche. Era callado y pensaba las cosas antes de decirlas. Era más bien tímido, exactamente a como soy yo. ¿Entonces? ¿Dónde estaba el problema? ¿Por qué yo no había encontrado alguien que me aceptara así, como a él lo habían acogido?
En términos generales, soy independiente. Si quiero ver una película, asistir a una obra de teatro o conocer una nueva librería, no tengo que presionar a nadie para que me acompañe. Y está bien. No dudo que alguno de mis amigos estarían dispuesto a acompañarme pero me gusta hacer las cosas a mi ritmo y admirarlas a mi manera. Es cierto que a veces es un poco desconsolador no tener a quien compartirle tus percepciones o opiniones en ese momento, pero a la mayoría de ellos no les gustan las mismas cosas que a mí. Y eso no va a impedir que me divierta.
A él también le gustaba andar solo. Éramos dos almas vagabundas que se sentían cómodas en silencio. Pero él había tenido parejas y yo no. ¿Por qué?
Tal vez el físico sí influye más de lo que siempre quise creer. En ese aspecto éramos los polos más opuestos, que incluso había personas que pensaban que cómo era posible que él fuera mi amigo.
No le gustaba las demostraciones amorosas-físicas en público. Prefería quedarse en casa que salir un viernes por la noche. Era callado y pensaba las cosas antes de decirlas. Era más bien tímido, exactamente a como soy yo. ¿Entonces? ¿Dónde estaba el problema? ¿Por qué yo no había encontrado alguien que me aceptara así, como a él lo habían acogido?
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