Depositario

Me enamoré de ella a través de su escritura. Incluso llegamos a escribir juntas y fue la época más bonita de mi vida. Vivía a través de sus personajes y los míos. Sonreía con cada mensaje que me mandaba. Y la gente empezó a decir que esto no estaba bien. Todo empezó a resbalarse hacia abajo. Toda emoción fue sustituida por miedo.  Creí que ella me había cambiado y lo que sentía estaba mal. Pero ella no hizo nada.  Y para que no me abandonara como todos los demás lo habían hecho, decidí alejarme primero. ... ¿Qué habría pasado si no hubiera dejado que los comentarios de otros me persuadiera a lastimarla y dejarla ir? ¿Qué habría pasado si hubiera tenido la madurez emocional para no dejarme influenciar y decir lo que sentía? ¿Qué habría pasado si, cuatro años después, ella no hubiera contestado mi mensaje? ... Entendí que me había enamorado de ella, 9 años atrás, cuando mi mente se tornó lo suficientemente abierta para admitirlo. Supe que podría volver a enamorarme de ella cuando volvimo

A los catorce años, mi psicólogo me hizo esta pregunta que a la fecha, trece años después, no he podido contestar. Tal vez si no hubiera dejado de ir con él, ya tendría la respuesta.  Hay tantas categorías en el mar de la sexualidad, género, sexo y así, que no puedo decidirme por una. Pero, a veces me preguntó, ¿tengo que elegir sólo una? Así que plantearé mi dilema aquí. Mi primer sueño húmedo fue con mi mejor amiga a los quince años. Lo recuerdo perfectamente porque me desperté asustada. Este chip heterosexual está tan incrustado en nuestra mente, que me hizo pensar, durante mucho tiempo, que yo estaba mal. Después, como a los 18 años, tuve otro sueño húmedo, esta vez con mi mejor amigo. En la universidad conocí a una chica asexual y ahí fue que supe que había más formas de definirte y se me hizo interesante. Aún no sabía que yo iba a estar en el mismo espectro que ellos. Crecí con la idea de que era heterosexual porque eso me inculcaron. Sin embargo, se me crió como el hermano mayor