A los catorce años, mi psicólogo me hizo esta pregunta que a la fecha, trece años después, no he podido contestar. Tal vez si no hubiera dejado de ir con él, ya tendría la respuesta. Hay tantas categorías en el mar de la sexualidad, género, sexo y así, que no puedo decidirme por una. Pero, a veces me preguntó, ¿tengo que elegir sólo una? Así que plantearé mi dilema aquí. Mi primer sueño húmedo fue con mi mejor amiga a los quince años. Lo recuerdo perfectamente porque me desperté asustada. Este chip heterosexual está tan incrustado en nuestra mente, que me hizo pensar, durante mucho tiempo, que yo estaba mal. Después, como a los 18 años, tuve otro sueño húmedo, esta vez con mi mejor amigo. En la universidad conocí a una chica asexual y ahí fue que supe que había más formas de definirte y se me hizo interesante. Aún no sabía que yo iba a estar en el mismo espectro que ellos. Crecí con la idea de que era heterosexual porque eso me inculcaron. Sin embargo, se me crió como el hermano m...